¿Qué
Es?
El virus zika es producido por la picadura de un mosquito y se califica como un arbovirus perteneciente al género
flavivirus, que son los que animales invertebrados como garrapatas y zancudos le transmiten al ser humano.
El zika es similar al dengue,
la fiebre amarilla, el virus del Nilo Occidental y la encefalitis japonesa.
Se transmite tras la picadura
de un mosquito del género aedes, como el Aedes Aegypti, que causa
el dengue.
¿Cuáles son los síntomas?
Tras la picadura del mosquito,
los síntomas de enfermedad aparecen generalmente después de un periodo de
incubación de 3 a 12 días.
La infección puede cursar de
forma asintomática, o presentarse con una clínica moderada.
En los casos que presenten
síntomas, los mismos pueden manifestarse de forma moderada o aguda, e incluyen:
- Fiebre
- Dolor de cabeza
- Conjuntivitis no purulenta
- Dolor de cuerpo
- Dolor en articulaciones (principalmente
manos y pies)
- Sarpullido
- Decaimiento
- Inflamación de miembros inferiores
Los síntomas duran de 4 a 7
días y se parecen con los de Dengue o Chikungunya, por lo que suele ser
confundida fácilmente con estas enfermedades.
¿Cómo se transmite?
Se transmite a través de la
picadura de un mosquito Aedes aegypti infectado con el virus Zika.
¿Cuál es el tratamiento?
No hay vacuna ni tratamiento
específico para la fiebre por virus Zika. Por ello, el tratamiento es
fundamentalmente sintomático. A los enfermos se les recomienda tomar abundante
agua para reponer líquidos y utilizar mosquiteros.
¿Cómo puede prevenirse?
Con la eliminación y el control
de los criaderos del mosquito Aedes aegypti, disminuyen las posibilidades de
que se transmita los virus Zika, el Chikunguña y el Dengue.
Al igual que el Dengue y el
Chikunguña, este virus requiere de una respuesta integral que involucre a
varias áreas de acción, desde la salud, hasta la educación y el ambiente.
Esas medidas pasan por la
eliminación de los criaderos del mosquito y evitar las picaduras del mismo:
Eliminar los recipientes en
desuso que puedan acumular agua o vaciarlos continuamente.
Evitar arrojar recipientes o
basura en lugares en los que pueda acumularse agua.
Tapar los tanques o depósitos
de agua de uso doméstico para que no entre el mosquito.
Eliminar el agua de los platos,
floreros y portamacetas, colectores de desagües de aire acondicionado o lluvia,
dentro y fuera de la casa.
Mantener los patios y jardines
desmalezados y destapar los desagües de lluvia de los techos.
Cambiar el agua de las mascotas
diariamente y cepillar los bebederos cada dos o tres días.
Utilizar mallas/mosquiteros en
ventanas y puertas, como así también el uso de repelentes, contribuye a
disminuir el contacto del mosquito con las personas.
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